INCUMPLIMIENTO DEL RÉGIMEN DE VISITAS. EL/LA MENOR NO QUIERE IR. QUÉ HACER? QUÉ MEDIDAS TOMAR?

Si un hijo se niega a cumplir el régimen de visitas, la primera pregunta que surge por un progenitor y por el otro es …¿qué sucede? Pues para ello, la edad del menor es un factor relevante en estos casos. Por lo general, antes de los 12 años, el régimen de visitas es obligatorio, por lo que quieras o no, tendrá que ir.

Sin embargo, si el hijo tiene 12 años o más, el Juez debe explorar al menor, escuchando sus motivos para negarse a estar con el padre o madre no custodio, lo que podría llevar a modificar el régimen de visitas.

Si el menor tiene más de 14 años, es más probable que el Juez conceda el cambio, ya que se considera que tiene mayor madurez. No obstante, el cambio también podría producirse antes de los 14 años.

Si tú hijo se niega a cumplir el régimen de visitas, puedes presentar una demanda para que se ejecute el convenio regulador o la sentencia que tengas reguladora de las visitas.

El régimen de visitas es de obligado cumplimiento, y tienes derecho a reclamarlo. Es importante que hayas demostrado tus intentos de hacer cumplir el régimen, ya sea mediante un burofax solicitando el cumplimiento o con testigos que no sean familiares (para mayor credibilidad) que te hayan acompañado en el intento de recoger a tu hijo.

Sin embargo, como mencionamos anteriormente, la decisión del Juez puede depender de la edad del hijo. Si es pequeño, es más probable que se ordene el cumplimiento del régimen de visitas. Pero si el Juez considera que el menor es lo suficientemente maduro para decidir, podría no ser posible obligarlo a estar contigo.

Estas situaciones son muy complicadas y delicadas, porque a determinadas edades ya no resulta ni posible ni viable el forzar a un menor a cumplir un régimen de visitas que no quiere. Una buena opción, desde luego mucho mejor que emplear la «fuerza» y tratar de obligarlo sin más, es acudir a mediación o a terapia familiar para llegar al fondo de la cuestión, porque siempre, siempre, hay un motivo en el menor, que nos podrá parecer más o menos razonable, pero es el suyo y debe respetarse y tratar de ayudarle.